Quiero reflexionar respecto a lo poco que parece importarnos estás fechas en el discurso diario. Decimos con mucha facilidad “no, la navidad no me interesa”, “una año más, qué más da..” etc. Creo que decimos eso desde una seguridad superficial de nuestra familia, de nuestro entorno. Cuando falta un pariente, cuando los padres se separan, cuando uno se quedó solo un año, o lejos…. Ahí todo cobra sentido y el rito duele, o por último tiembla el adentro. Ahí nos damos cuenta de lo que significan estas ceremonias en nuestra cultura. Antes, en una parada desprendida antimaterialista, hippie-alternativo pensamos que nada es nuestro y que por lo tanto no pertenecemos a ninguna festividad. Eso seguramente es verdad, el punto es que siempre hemos sido los mismos mestizos que no nos comprometemos con nada.
Desde que llegaron los españoles que estamos todos revueltos, mezclados y corrompidos por culturas que decimos “extranjeras” por eso me gustaría que nos diéramos cuenta de que esto viene impreso desde el “siempre” del cual somos parte entonces no hay diferencia. Es re fácil decir que no es nuestro el concepto de “viejo pascuero” y mostrarse reacio al rito de la Navidad. El punto es que si seguimos con ese raciocinio tampoco sería nuestra la lengua que utilizamos, la ropa, la música, la manera de pensar… No quiero con esto quitarle culpa a E.E.U.U. de su invasión cultural, ni repudiar la Globalización que nos maneja, ni al sistema neoliberal y todo…. A lo que voy es que tampoco hemos sido capaces de afrontar las situaciones y vivir los ritos que ya tenemos internalizados de manera propia, reflejando nuestra identidad. No hemos sido capaces de asumir que somos mestizos, más aún: huachos.
La navidad ya la celebramos de por sí, entonces vivámosla como chilenos, como penquistas, con nuestra gente, con nuestros símbolos con las señales que vienen impresas en nuestra geografía, clima, ritmos. Esta será la única manera de sentirnos parte de estas festividades. Quitémosle por favor la chaqueta roja al Viejo y vistámoslo con short y polera…no lo sé.
Si seguimos no afrontando nuestro identidad de colonizados, no podremos salir nunca de ese estado. Vivamos la Navidad con todo el sentido que pueda tener. Usemos la fecha a nuestro antojo. “Los ritos son necesarios” decía el zorro del Principito y es verdad. Estamos en una cultura donde casi no los tenemos por lo tanto no desperdiciemos estas fechas. Seguramente pasarán muchos años y muchas cosas antes de celebrar el año nuevo mapuche o momentos más significativos que estén relacionados con nuestros orígenes.
No seamos ciegos: el viejo pascuero es “lo que hay” y no puede ser tan malo.
martes, diciembre 26, 2006
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2 comentarios:
huacho, hippie alternativo, bien
Ni yo ni mis hermanos creimos nunca en el viejo pascuero, siempre nos dijeron que era mentira; en mi casa nunca se hizo árbol de navidad porque mi papá nos decía que en donde había nacido Jesús no crecían pinos. Y tenía razón, son puras cosas gringas, como jaloguin. Aún así, siempre la navidad ha sido una fecha especial en mi casa... y para mi en particular... creo en que es un día diferente a los otros y que es la oportunidad de algo. Igual el año nuevo... me guestan las fiestas de fin de año, el olor es diferente, el día es más tranquilo, será porque es Tomé.
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